domingo, 23 de noviembre de 2008

Análisis de un caso a partir del Artículo de Begoñia Gros: "De cómo la tecnología no logra integrarse a la escuela a menos que...cambie la escuela".

Begoñia Gros (2004); Universidad de Barcelona.

Por Lic. Andrea Scherz
Flacso Educant 08
Comisión 5

Escenas de la vida escolar…
Escenario: escuela privada de la ciudad de buenos aires, clase media, media alta. Posee Jardín, Primaria y Secundaria con orientación en informática.
Situación: se debate, en una reunión docente, acerca de la necesidad de actualizarse frente a lo que los chicos nos plantean, y a lo difícil de motivarlos. Comento acerca del recurso de las WQ y se muestran muy interesadas. La docente de informática, presente allí, me comenta que eso ella ya lo sabía, que hizo un curso sobre wq el año pasado y que tiene material.
Propongo realizar una capacitación al respecto. La directora lo toma y se hace en una jornada específica. Lo hacemos en el “aula de computación” dónde hay suficientes computadoras para que utilice cada niño de un grado. Se les dan los recursos, se entusiasman, empiezan a pensar posibilidades de implementación y surge la gran pregunta: ¿Cómo y en qué tiempos lo hacemos?
Se plantea que en los horarios de computación algo pueden hacer pero hay un importante inconveniente: de las 20 computadoras, sólo dos tienen acceso libre a internet por seguridad, y no se cree posible que se habiliten más.
Finalmente la aplicación es dispar, dado que no se cuenta con la posibilidad de que el recorrido por los recursos de internet se realice en la escuela. Además, los tiempos reales de uso de las computadoras son escasos.
¿Qué pasó aquí?
El más que sugerente título del artículo de B. Gros parece darnos algunas pistas.
Para empezar, en nuestra escuela, aún existe el “aula de computación”.
El aula de computación “hace visible la tecnología”, transformándola en un objeto de estudio en sí mismo y no como parte de la enseñanza cotidiana: “El libro titulado “El ordenador invisible” sostenía la necesidad de dejar de centrar nuestra mirada en las máquinas para plantearnos el tipo de educación más adecuada y conseguir que haya una verdadera apropiación de la tecnología, que los ordenadores se conviertan en herramientas tan cotidianas como los lápices, los bolígrafos y los libros que ocupan espacio en nuestras aulas.”
De este modo, la limitación para el uso de las computadoras de la sala de computación, y su conectividad a internet, atenta contra la posibilidad de incluir la propuesta de innovación como la WQ.

Por otro lado lado, los docentes intentaban abrirse a nuevas propuestas, observando la dificultad que se les plantea para: - motivar a los alumnos.
- Utilizar los recursos de internet de un modo confiable y útil.
Analiza Begoña Gros: “El principal problema de los profesores de la generación digital es
que la sociedad actual ha cambiado de forma muy rápida y el profesorado se encuentra con una situación complicada: se han producido muy pocos cambios en cuanto a la estructura y la gestión de la escuela mientras que la sociedad ha cambiado de forma rápida, los niños actuales necesitan otro tipo de formación. Los profesores se han formado con una cultura y una visión del significado de su profesión que ha cambiado.”
Considero que probablemente esto le pasara a nuestras docentes, quienes, si bien manejaban fluídamente el recurso que se intentaba transmitir, no lograban visualizar su implementación, que implicaría romper ciertos preconceptos o barreras para promover un cambio. Es decir, tenemos por un lado el recurso a disposición, la tecnología parcialmente, y una fuerte impronta del modo de abordaje de los saberes que dificultan la visión de la implementación de dicho recurso.

“La escuela actúa en un sentido inverso al desarrollo actual de la sociedad “no es el lugar de movilidad del conocimiento, sino el lugar en el que algunos conocimientos son
transmitidos y clasificados. El lugar en el que los conocimientos se hacen sedentarios, envejecen y se hacen estáticos” (Simone,2001: 41).”
Históricamente, los cambios en la escuela han ido por detrás de los cambios en la sociedad.
Me preguntaba de qué modo pueden los docentes incorporar nuevas propuestas, si no se transforman en verdaderos usuarios de las mismas.
“Como señala C. Marcelo (2002), los cambios en los profesores no pueden hacerse al margen de cómo se comprende el proceso de aprendizaje de los propios profesores. ¿Cómo se aprende a enseñar? ¿cómo se genera, transforma y transmite el conocimiento en la profesión docente? Unos cambios que se concretan en formas distintas de entender el aprendizaje, la enseñanza, las tareas, así como los medios y la evaluación.”

Finalmente, me permito cuestionar la última afirmación que la autora realiza: “El reto actual es que no sólo tienen que aprender los estudiantes, sino las propias escuelas”.
¿Cómo aprende una escuela?
Tal vez la clave está en lo que la misma B. Gros plantea acerca de la soledad del docente:
“…las innovaciones, la apropiación de la tecnología no puede ser responsabilidad de unos pocos profesores. Debe haber un mayor liderazgo por parte de los equipos de centro, la inclusión de la tecnología no puede ser algo que dependa de la voluntad del profesorado debería ser un objetivo a alcanzar por las escuelas como colectivo”.

Sólo un trabajo colectivo, de docentes, directivos y alumnos, al interior de la institución, podrá permitirnos afirmar que “la escuela aprende”, permitiendo una verdadera transformación en la gestión de los procesos de enseñanza aprendizaje en la actual “sociedad del conocimiento”.


[1] Todas las citas del presente documento pertenecen al artículo “De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela a menos que…cambie la escuela”, de Begoñia Gros, Universidad de Barcelona. Bibliografía obligatoria del Módulo 2 del “Posgrado Educación y nuevas tecnologías” de Flacso Argentina.